Cómo actuar ante el depredador emocional
La víctima de un depredador emocional a la hora de defenderse tiene tentaciones de recurrir a los mismos procedimientos que utilizan su agresor para contraatacarles, pero a menudo no tiene efecto alguno. No solo porque la víctima sea totalmente diferente a su agresor, sino porque éste ha sabido instalar muy bien en la ella la incapacidad de actuar, al menos temporalmente.
Incluso no es para nada aconsejable. Por ello, vamos a intentar proporcionaros algunos consejos sobre cómo actuar ante un depredador emocional, siendo uno de los principales recursos de ayuda la ley.
Identificar el proceso de depredación emocional
Una de las primeras cosas a tener en cuenta, es que la víctima debe identificar el proceso de depredación emocional, que consiste en hacerla cargar con toda la responsabilidad y culpabilidad del conflicto.
Para ello, hay que echar a un lado la culpa e ir abandonando la posición de tolerancia, reconociendo que alguien al que ha amado o ama, presenta un posible trastorno de personalidad o trastorno psicológico, que es peligroso para ella, y ante el que tiene que protegerse.
Si la víctima en algún momento renuncia a entrar en el juego de su agresor, provocará en éste un aumento de la violencia, que lo llevará a cometer errores y equivocaciones.
Por ello, es importante apoyarse en las estrategias del agresor, para comprender sus tácticas y su modo de funcionamiento, pero no para llevarlas a cabo sino para hacerle caer en su propia trampa. Sabiendo que uno de sus objetivos finales es transformar a la víctima en una mala persona, consistiendo la única victoria en no volverse como él y no responder con agresividad.
Dejar de justificarse
Es importante tener este mensaje en mente cuando nos encontremos ante un depredador emocional. Es verdad que la víctima tendrá ganas de justificarse, ya que el discurso del agresor se encuentra plagado de mentiras, pero las explicaciones y justificaciones solo conducirán a atascarse más en ese momento.
El depredador emocional utilizará todos los errores e imprecisiones que su víctima ha cometido, en su contra, aunque hayan sido con buena intención. Por lo tanto, es mejor el silencio, ya que cualquier cosa que hagamos o digamos puede volverse en nuestra contra.
Si nos encontramos ante un momento de separación, el proceso de acoso se podrá desarrollar por teléfono o por cartas, emails… de contenido ofensivo.
Para ellos se recomienda si es posible cambiar de número o de correo, filtrarlos o habiendo una tercera persona que nos ayude, y sea ésta quien intervenga, ya que si es de nuevo la víctima la que responde, puede volver a sumergirse en el proceso de depredación emocional, desestabilizándose su proceso de separación e independencia.
Actuar
En la medida en que el proceso mental de separación vaya progresando, y la víctima se encuentre con fuerzas y resistente, puede cambiar de estrategia y actuar firmemente, sin temor al conflicto.
Aunque como ya dijimos anteriormente, en un principio provocará el aumento de las agresiones y provocaciones por parte del depredador. Pero llegará a desenmascararse. La crisis permitirá que la vida de la víctima vuelva a renacer.
Resistir
Es importante saber que para resistir psicológicamente hay que contar con algún tipo de apoyo, que sea capaz de devolver a la víctima la confianza en sí misma que ha estado perdida. Pero hay que tener en cuenta la neutralidad de la persona que consideramos nuestro apoyo.
Los apoyos válidos son los que se contentan por estar al lado de la víctima, disponibles cuando ésta los necesite, sin emitir juicios o dejándose engañar por los reproches y manipulaciones.
Además, es recomendable acudir a profesionales (psicólogos, psiquiatras, etc.) para que nos ayuden a reestablecer nuestro bienestar y autonomia personal, así como a recuperar nuestra confianza y hacer frente a nuestros miedos.
Intervención de la justicia
Puede ocurrir que una crisis o un conflicto de este tipo solo pueda resolverse con la justicia. Sin embargo, en estos procesos es necesario la aportación de pruebas, y es esto donde suele haber más complicaciones, porque las humillaciones, desprecios, insultos y ofensas son difíciles de demostrar, a menos que haya un tercero cuando ocurran, pudiendo ser éste la clave. También se sugiere conservar todos los documentos escritos que puedan ser reconocidos como pruebas.
Es un proceso arduo, y lleno de incertidumbre, ya que hay muchos jueces que se muestran desconfiados por temor a que se los manipulé también ellos.
Quizás el único medio para proteger a la víctima sea el establecimiento de unos rígidos mandamientos judiciales y la evitación de cualquier contacto entre las partes. Siendo, finalmente asunto de la justicia la adopción de las medidas de protección más adecuadas para evitar el resurgimiento de la relación de depredación emocional.
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