martes, 29 de marzo de 2016

El Poder Secreto y la Fe

 

El Poder Secreto y la Fe

                                   "La fe es el interruptor de ignición que te hace despegar de la plataforma de lanzamiento"
Existe una capacidad que habita en nosotros para poder obrar milagros y hacer realidad todo lo que deseemos. Ese Poder Secreto, ha sido constreñido y reprimido dentro de nosotros, desde hace miles de años. Ya desde nuestra infancia nos dicen que no podemos hacer esto, no podemos hacer lo otro, no podemos hacer lo de más allá. Constantemente nos dicen cosas que no podemos hacer. En realidad no es que no podamos hacerlas, es que nos han programado para no hacerlas. Nuestra capacidad divina nos permite obrar milagros.
Hace 2500 años, un sabio Nepalí dijo lo siguiente: “…La mente es el origen de todos los estados. La mente es su fundamento y todos ellos son creaciones de la mente. Si uno habla o actúa de forma impura, el sufrimiento le seguirá igual que la rueda del carro sigue a la pata del buey.” Sabían bien lo que decían, los antiguos. Tenían tiempo para meditar, reflexionar y observar el medio. Y aprendieron muchas cosas. Por ponerles otro ejemplo, les diré que hace 2200 años, los sabios esenios afirmaban que la comunicación con el mundo se hacía por medio de nuestras percepciones y sentidos. Todos los pensamientos, emociones, sentimientos, palabras y actos eran un equipo que debía trabajar de manera coordinada para poder obtener aquello que anhelamos. Para los esenios era la felicidad y desde luego, para nosotros también.
La mente es un caballo desbocado. Durante miles de años se ha intentado controlar la mente. Nuestros pensamientos, que son decenas de miles, diariamente invaden nuestra mente. Están allí, girando y rondando constantemente. los pensamientos que tenemos son antagónicos: Por la mañana pensamos positivamente, por la noche pensamos negativamente; por la tarde pensamos que podemos y al amanecer, nos afirmamos en el derrotismo. Cuantas veces hemos pensado: “¡sé que puedo!” y por ejemplo, por una conversación con alguien, unos acontecimientos inesperados o una noticia trágica, nos hace cambiar y pensamos entonces: “¡es imposible!”, en relación con aquello que decíamos que podíamos. Incluso hay personas que en breves segundos se polariza de “puedo” a “imposible”.
Buda dedica un capitulo entero del Dhammapada a hablar de la mente. El sabía que la mente jugaba un papel fundamental dentro de esta escena. Y el dice en uno de sus versos lo siguiente: “…La mente es voluble e inestable, muy difícil de gobernar. El sabio endereza la mente, como el arquero la flecha…” También hay otro párrafo, muy significativo de Buda, cuando dice: “…Es bueno controlar la mente, pero la mente es difícil de dominar. Voluble y tendente a posarse aquí, y allí donde le place. Recuerda que una mente controlada conduce a la felicidad.”  Bien sabía Buda, lo que estaba diciendo.
Para aquellos que conocen las escrituras bíblicas, también en la Biblia hay referencias a esto. Por ejemplo, podemos hablar de San Marcos. San Marcos dice lo siguiente: “…Cualquiera que dijese a este monte, quítate de allí y échate al mar, no vacilando en su corazón, sino creyendo cuanto dijese, ¡así se hará!…” Es evidente que San Marcos conocía el Poder Secreto, sabía de lo que estaba hablando. Tenía ese conocimiento para obrar milagros que fue transmitido por San Mateo, que a su vez fue recogido del Maestro de Arimatea.
Básicamente todos los milagros que se han producido en el mundo, todos, han sido generados por la Fe. Esta es una palabra que en Occidente conocemos bien y practicamos mucho, pero mal. Es por esto, que el Maestro de Arimatea dijo en una ocasión que los seguidores de Jesús erraban en obrar esos milagros que Jesús conseguía, según la Biblia. Al parecer, Jesús realizaba con éxito todo aquello que se proponía. En una ocasión, los discípulos, cansados le preguntaron al Maestro: “…¿por qué nosotros hemos fracasado, donde tu has triunfado?…”  Y la respuesta que les dio Jesús, en las escrituras, fue la siguiente: “Por vuestra incredulidad; porque de cierto os digo, que si tuvieseis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí para allá, y se pasará; y nada os será imposible.”Como nos podemos dar cuenta, todas las religiones, todas las filosofías, incluso la alquimia, son impracticables sin la Fe.
Todo el mal que nos hacen es imposible de obtener si no hemos tenido Fe. Y hemos dicho bien: todo el mal que nos hacen o que tenemos, es imposible de obtener, si no hemos tenido Fe en que lo vamos a obtener. Zaratustra decía una frase muy curiosa: “Mi Fe no me hace bienaventurado…” Porque el sabía que la Fe puede ser negativa. La Fe genera en mi, aquello que me da desgracia porque creo que me va a llegar. Todo el mal que nos hacen, en general, sería imposible si no tuviéramos Fé en aquellos que nos lo están provocando. Esto no quiere decir que somos responsables de los actos de los hombres malos, pero si que ellos tienen su Fé y nosotros les damos el consentimiento para que nos hagan mal . Nietzsche tiene una frase muy reveladora: Nuestra Fé en los otros, delata lo que nosotros quisiéramos creer de nosotros mismos.” Es por esto que el mal prospera y en ocasiones, triunfa sobre nosotros. Es importante que esta reflexión no se salga de contexto.
La pregunta es: ¿Cómo obtengo la Fé? ¿como tengo ese Poder Secreto? ¿Como lo consigo?
Vamos a tratar de explicar, de manera práctica, que es lo necesario para obtener esos milagros, provocar esos actos beneficiosos y obtener el éxito en cuantas metas nos propongamos. Hay tres puntos importantes. Ellos son: Mis pensamientos, mis sentimientos y mis emociones. Vamos a imaginarnos estos tres puntos como tres vectores de fuerza, dentro de un eje cartesiano. Cuando tomamos un bolígrafo de la mesa, hemos conseguido alinear los tres vectores, mis pensamientos, mis sentimientos y mis emociones hacen que el bolígrafo pueda estar en mi mano. Porque sé, soy y tengo la absoluta certeza de que voy a poder tomarlo. Cualquier cosa, cuando tomo una calculadora me ocurre exactamente lo mismo. Sé y soy consciente de que va a terminar en mis manos. Cuando caminamos por la calle, alineamos los tres vectores. Mis pensamientos, mis sentimientos y mis emociones saben que voy a poder andar por la calle. Cuando abrimos la puerta de nuestra casa, alineamos los tres vectores, aplicamos la Fé, sabemos que esa llave va a abrir la puerta de nuestra casa. Y así ocurre en el 99.99% de las ocasiones. Es la Fé, la que nos permite hacer nuestros actos cotidianos.
Pero, que pasa cuando la Fé falla? Por ejemplo, cuando compramos un boleto de lotería, cuando nos declaramos a la chica de nuestros sueños, cuando nos anuncian un cáncer o cuando pedimos a nuestro jefe un aumento de sueldo. Que es lo que ocurre? Nuestra mente quiere, nuestros sentimientos dicen: “no lo voy a obtener” y nuestras emociones son negativas. Hemos reorientado los vectores en direcciones totalmente distintas, no conseguimos hacer una convergencia de esa fuerza y de ese Poder Secreto, por consiguiente obtenemos una derrota, en referencia a nuestros anhelos. No obtenemos lo que queremos. No podemos intentar alcanzar metas si cada uno de esos vectores indica una dirección distinta.
Pero, ¿como podemos reubicar nuestra mente para conseguir que esa misma Fé que tenemos al coger un bolígrafo, se aplique en conseguir u obtener el sueño que deseamos: mover una montaña? Existen una serie de claves. Una de ellas, es la forma en que nos expresamos, si hablamos negativamente, si somos pesimistas, si hablamos mal, si insultamos. faltamos el respeto o creamos negatividad, si somos derrotistas, si hablamos del pasado negativamente y del futuro peor. Si continuamente, nos expresamos así,  nunca obtendremos el éxito. Esto también se aplica al escribir. Otra de las claves es nuestra actitud. Si vamos por la calle encorvados, si nuestra postura indica derrota  o cansancio. Estos son síntomas claros y evidente de baja autoestima y por ende, de falta de Fé. Si la Fé no nace de uno mismo sobre nuestra propia capacidad de obtener aquello que queremos, ¿cómo podemos obtenerlo? Otra de las claves se refiere a la actitud que tenemos hacia la opinión de los demás. Las palabras de los demás influyen sobre nosotros? Afecta sobre nuestras decisiones? Son los demás amos de nuestras decisiones? Cuando nos dicen: “no puedes, ¡estás loco!, ¿que haces?, ¡eso , ni lo intentes!, ¡es un sueño!, ¡es una estupidez!, ¡es una tontería!, ¿a donde vas? ¿Te afecta? ¿Cambias de decisión? ¿Horada tu voluntad? ¿Desubica tus vectores? ¿ Eres variable e inseguro? ¿Cambias de decisión? Ahora decides que si, luego decides que no. ¿Te traicionas a ti mismo?
Somos nosotros quienes continuamente saboteamos nuestro Poder. Sumado a esto, si nuestros sueños, si nuestros objetivos son negativos, son destructivos o están basados en el miedo y enfocamos nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras emociones hacia esa dirección, lo conseguiremos. Por ejemplo, si hemos estudiado toda una semana un tema determinado y cuando nos presentamos al examen, nuestros pensamientos nos dicen que no hemos aprobado para un examen, nuestras emociones nos hacen creer que no hemos aprobado y nuestros sentimientos nos indican también que no hemos aprobado, al final no habremos aprobado ese examen. Nuestros miedos se han convertido en objetivos.
Es fácil decirlo, pero es difícil dominar estos tres factores. Es difícil agarrar las riendas de nuestra mente porque siempre está divagando, sin mantenerse fija, sin mantenerse en el momento. Es difícil que controlemos nuestros sentimientos, en un momento del día suben y en otros momentos bajan. Nuestros sentimientos a veces son de amor  y a veces son de odio, debido al entorno en el que estamos inmersos. Y nuestras emociones, desde luego también van variando. Unas veces nos sentimos infelices y otras veces somos felices. Son muy diversas. No se centran. Pero para llevar a cabo nuestros objetivos buenos y positivos, debemos tomar las riendas de estos tres factores. Sólo así conseguiremos lograr nuestros deseos y realizar lo que la gente,  generalmente denomina milagros.
Para que la mente, las emociones y los sentimientos estén en consonancia, es necesario que nos encontremos en un estado adecuado. Tranquilos, en un sitio que nos haga estar relajados, como un lago con aguas mansas y tranquilas. Y cuando nos centremos y sepamos, exactamente y con precisión cual es nuestro objetivo y lo definamos correctamente, es importante que nuestros pensamientos nos digan que ese objetivo se ha logrado y se ha hecho realidad, que nuestras emociones nos indiquen lo mismo y que nuestros sentimientos incluso lo lleguen a sentir profundamente. Cuando estos tres factores, estos vectores, estén alineados, cualquier objetivo, cualquier milagro que nos propongamos, será alcanzable. Con el tiempo y la práctica, no necesitaremos estar en una zona tranquila y relajada, sino que dentro del turbio ruido que produce la vida diaria, seremos capaces de asegurar milagros.
Cuando alineamos estos componentes, cualquier cosa, cualquier meta, que nos propongamos, la vamos a conseguir. Es un lenguaje silencioso que el Universo entiende. Y  todo en el Universo se pone en marcha para darnos aquello que le hemos pedido. Y ese lenguaje, eso que los antiguos llamaban “el verbo”, es el que hace moverse al monte. Ese lenguaje es el que que acaba con las guerras. Ese lenguaje es el que disuelve los tumores. Ese lenguaje es el que obra milagros. Ese lenguaje nos llevará de la carencia a la abundancia, del odio al amor. Y ese lenguaje nos dará salud y felicidad. Ese lenguaje nos lo dará todo. Tenemos que aprender a hablarlo y escucharlo.
Y ese lenguaje es la manifestación más activa del  Poder Secreto que está dentro de nosotros. Esa divinidad de la que hablaban los antiguos. Y demás está decir que esa divinidad somos nosotros mismos.




Y en función a esto, debemos reorientar nuestra vida, para obtener lo que deseamos:
  • Revisa tu forma de expresarte, tu postura y la forma en que respondes a la opinión de los demás.
  • Sé fiel a tu personalidad.
  • Básate en lo que puede ayudarte en tu crecimiento personal y en tus propias convicciones.
  • Controla tus emociones y no permitas que otros te lleven por donde no quieres ir.
  • Ten claros cuáles son tus valores fundamentales y trata de crecer en base a ello.
  • Sé adaptable, pero no seas maleable.
  • Mereces alcanzar la prosperidad. Has nacido y has venido a este mundo con el máximo fin de ser feliz.
“La Fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.”
(Hebreos 11:1)

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