5 consejos para dejar de preocuparse por lo que otros piensan
Preocuparse por lo que los otros piensan de uno mismo puede limitar nuestras relaciones y hacernos sentir inseguros. Además, esta preocupación suele provocar comportamientos superficiales, vergüenza, pérdida de oportunidades, resentimientos internos, culpabilidad, etc.
Dejar de preocuparse por lo que los demás piensan de ti te ayudará a ser auténtico y ser -y sentirte- tú mismo. Eso no significa que no te preocupes por adaptarte a las circunstancias, algo que puede ser necesario en determinadas ocasiones. Eso queda a tu criterio.
“Los ojos de los demás son nuestras cárceles, sus pensamientos nuestras jaulas.”
La constante preocupación por el qué dirán no te dejará ser tú mismo, ni te permitirá liberar tu potencial. Esta constante preocupación te obligará a pensar siempre en lo que los demás esperan de ti, en lo que los demás quieren que hagas. Pero, ¿qué esperas tú de ti mismo? ¿Quién eres? No podrás encontrar respuesta si constantemente te preocupas de los que los demás piensan.
Utiliza tu imaginación positivamente
Dar rienda suelta a nuestra imaginación puede ayudarnos mucho en determinadas situaciones, pero también puede jugarnos malas pasadas. En realidad, en la mayoría de las ocasiones la gente no se preocupa tanto por nosotros como queremos pensar. Incluso aunque lo digan, en el fondo no es tan importante.
Pero las personas somos seres imaginadores. Esto nos da una ventaja, ya que podemos dominar nuestros pensamientos. Tenemos que ser capaces de ampliar nuestra imaginación y de imaginar que es posible que algo no guste, pero también que es posible lo contrario.
Aprende a relajarte ante el qué dirán
El qué dirán y lo que otros pensarán de nosotros puede ser un pensamiento limitante y estresante en situaciones sociales. Relajarse e intentar ignorar esto antes de nada es un paso importante. No podemos dominar lo que otros piensan, ni acertar con lo que quieren al cien por cien. Entonces, ¿por qué preocuparnos tanto?
Aplicar técnicas de relajación ante una situación social nos puede ayudar a limpiar nuestra mente de pensamientos negativos y a centrarnos en nosotros mismos, en lo que somos, en lo que queremos ser, en nuestros puntos fuertes.
Disfruta de tu “yo”
Por naturaleza, el ser humano tiende a imitar a otros. Pero hay muchos modelos imitables, muchas opciones de ser y muchas formas de estar. Imitamos a otros para ser aceptados socialmente, y por eso tendemos a hacer lo que los demás esperan. Pero, ¿realmente estamos de acuerdo con esa forma de ser? ¿Nos gusta? ¿Compartimos esas ideas? ¿Son los otros como parece que son en sociedad?
Seguro que ya has experimentado estas y otras dudas y que tienes una respuesta. Ser tú mismo, disfrutando de tu individualidad, te permitirá ser auténtico. No ser como los demás esperan que seas no significa que no les vayas a gustar. Y si no les gustas, tampoco pasa nada. Al primero al que debes gustar es a ti mismo. Porque si no te gustas a ti mismo, hagas lo que hagas, nunca gustarás a los demás.
Recuerda que lo que parece y lo que es son cosas diferentes
Lo que los demás piensen de ti no son más que pensamientos, y lo que parece que piensan no tiene por qué ser lo que piensan en realidad. Las apariencias engañan.
Por otra parte, si alguien se hace una idea de ti en base a superficialidades, le corresponde a esa persona cambiar sus opiniones basándose en una percepción más objetiva racional. De hecho, mucha gente ve lo que quiere ver, y no se preocupa por profundizar en el conocimiento de los demás. Eso no lo puedes controlar. Entonces, ¿para qué preocuparte?
Céntrate en lo que estás haciendo
Cuando hablamos con otros y nos gusta la conversación, tendemos a olvidarnos de lo que los otros piensan porque nos olvidamos de pensar en lo que ellos piensan de nosotros. Simplemente estamos disfrutando tanto del momento que nos olvidamos de imaginar las cosas negativas que los demás pueden estar pensando.
Por lo tanto, concéntrate en vivir el momento, en disfrutarlo. Pon los ojos en ti mismo, en disfrutar y en hacer lo que te guste, en tener conversaciones interesantes o en exponer tus argumentos con pasión y respeto.
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